Ángelus. Coro de monjes desgarra la azul noche.
Rueda el pincel celeste
tensa la increíble cinta de abismado negro
a rosa sutil pardo
a celeste rosa abigarrado
a negritud en altísima banda con regazo de estrellas.
Crece al ritmo de un cántico
el suave azul estrecho hasta anonadarse
en estallido de rojo gris blanco nube: germinación de día.
Los salmos actualizan destinos crueles.
Disciplinas inauditas. Alabanzas eternas.
Todo en un solo fruto de desvelos. Profecías.
Venganza. Corazón enamorado.
Sacrificio de primogénitos y bodas.
Afuera los pájaros ensayan un oficio de gorjeos
en cierto templo de ramas invernales.
Inmemorial perfección del sonido en la luz amanecida.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Rueda el pincel celeste
tensa la increíble cinta de abismado negro
a rosa sutil pardo
a celeste rosa abigarrado
a negritud en altísima banda con regazo de estrellas.
Crece al ritmo de un cántico
el suave azul estrecho hasta anonadarse
en estallido de rojo gris blanco nube: germinación de día.
Los salmos actualizan destinos crueles.
Disciplinas inauditas. Alabanzas eternas.
Todo en un solo fruto de desvelos. Profecías.
Venganza. Corazón enamorado.
Sacrificio de primogénitos y bodas.
Afuera los pájaros ensayan un oficio de gorjeos
en cierto templo de ramas invernales.
Inmemorial perfección del sonido en la luz amanecida.
Olga Maria Sain
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