Tan muerta estuve en ti,
tan presa de la angustia,
tan débil, tan vencida
que amanecí una noche
diluída en otros labios,
y vi como embestía
mi cuerpo y desquiciada,
saqué tu olor a mal,
me sumergí de nuevo
en otro ser extraño,
tan parecido a nadie.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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