Dejamos de tenerle miedo al laberinto
cuando encontramos a quien lo transite al lado nuestro.
Nunca hemos sido sin éste Nosotros.
No teníamos conciencia,
pero sí la certeza de no sabernos solos.
Las almas saben cuándo y cómo somos llamados por ellas.
Y allí vamos de la mano dejando una sola huella…

Olga Maria Sain
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