El conocimiento en ella
está marcado por la soledad interior
que como codificada, vibra componiendo una ópera en el mar.
Oculta siempre del tiempo, del amor, de los preámbulos
y de cualquier distorsión de los sonidos
se proyecta en sí misma infiltrada entre los huecos de las preocupaciones
de todos los que aún están vivos.
No sabe cómo llorar.
No sabe cómo amar.
Se aleja de puñales y cuchillos
para no morir sin volver a creer.
Alguna mañana renacerá.

Olga Maria Sain
©Derechos Reservados

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