Ladrón de rosas que nunca florecieron
mezclando la tierra con tu propia saliva
añorando la lluvia para convertirla en barro
esperando que una tormenta repentina
talle la carne y cambie los demonios que enfrentamos;
la lluvia vendrá a éste tiempo también
y no importa lo mucho que podamos estar sucios.
Todo se lava, todo se muta.
pero será el recuerdo imborrable de lo que yo era.
Viaja en mi sangre la conciencia de estar viva.

Olga Maria Sain
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