Me detengo un instante a contemplarte,
no alcanzo a distinguir tu lejanía,
te encuentro tan familiar, tan mío
que no hay razón porqué no pueda amarte.

Todo se resume en un instante
el viento sopla, las estrellas brillan,
la luna con su plateada sonrisa
y el mundo se detiene a mirarte.

Polvo y sombra, sólo eso somos;
imágenes soñando un mismo cuerpo
que se intuye, que se sabe en insomnio,
que se busca y se halla sin saberlo,
y al encontrarse se integra en un todo
y en un todo se dispersa por el tiempo.

Olga Maria Sain
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