Mi piel guarda memoria de tus manos
recorriendo la piel desnuda de mi entrega
tiene en ella tu aroma
tu aliento,
tu sabor,
tus triunfos,
mis derrotas.
También tiene sonidos de dulzuras,
esas ternuras claras vibrando en
cada encuentro entre penumbras.
Tiene también tus restos y tus rastros
la luz opaca del deseo
y el rostro del amor amaneciendo.

Olga María Saín
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