En ocasiones te apareces de repente.
Como saliendo de atrás de las cortinas.
Así, jugando a las escondidas y descubriéndote,
me sonríes.
Y ríes. Y río.
Y te sonrío, en ocasiones.
En otras simplemente,
sé que estás allí aunque no aparezcas,
te quedes callado y escondido.
Aunque no me hables y sólo mi alma te sienta.
Y es maravilloso.
Porque en aquéllas ocasiones y en éstas,
sé y siento que en mí habitas.

Olga María Saín
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