Ni una brizna de luz ardiente en la puesta del sol quiso quedarse,
acordes rotos deshacen los nudos sordos en un silencio devastador.
Enclavada en las sombras de laberintos solitarios
torbellinos de emociones se desnudan ante las ventanas de mi alma
para fundirse con la desfloración del sol,
entonces todo muta, se agota la comprensión.
Dualidad ilógica de la virtud enredada en la circulación
de los sentidos que enigmáticos y seductores gimen.

Olga María Saín
©Derechos Reservados

Comentarios