No me dejes sin la luz de tus ojos,
quedaría entre la niebla.
El alba busca tu nombre en lo naciente,
sobre los troncos soñolientos centellea la luz;
galopan las montañas a la orilla del mar,
el sol entra en las aguas con espuelas
la piedra embiste y rompe claridades
el mar se obstina y crece al pie del horizonte.
Tierra confusa, inminencia de escultura
el mundo alza la frente aún desnuda,
piedra pulida y lisa para grabar un canto
la luz despliega su abanico de nombres.
Hay un comienzo de himno como un árbol
hay en el viento un nombre hermoso: el tuyo.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
quedaría entre la niebla.
El alba busca tu nombre en lo naciente,
sobre los troncos soñolientos centellea la luz;
galopan las montañas a la orilla del mar,
el sol entra en las aguas con espuelas
la piedra embiste y rompe claridades
el mar se obstina y crece al pie del horizonte.
Tierra confusa, inminencia de escultura
el mundo alza la frente aún desnuda,
piedra pulida y lisa para grabar un canto
la luz despliega su abanico de nombres.
Hay un comienzo de himno como un árbol
hay en el viento un nombre hermoso: el tuyo.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
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