Algunos momentos se cuelan en mi vida
intentando hacer travesuras.
Duendes que se entretienen
con burlona presencia a susurrar
empujando mi brazo al escribir;
esconden la nota de las compras,
mueven las manecillas del reloj ese que apenas uso.
De pronto, suena el timbre de la puerta,
nadie del otro lado,
¿O tal vez sí?
Unas risas que se extienden a lo largo de la escalera.
¿Qué se celebra hoy? - preguntan,
escondiendo bajo su estela cajitas de colores.
Y yo muevo mi cabeza riéndome de mí misma,
sí, esa dulce ironía es lo que celebro.
y pienso:
Cuando sea mayor quiero ser simplemente yo
-Mujer, que ya has cumplido años -
No - me contesto - no, todavía no.
Aquéllos no cuentan,
éstos son otros.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
intentando hacer travesuras.
Duendes que se entretienen
con burlona presencia a susurrar
empujando mi brazo al escribir;
esconden la nota de las compras,
mueven las manecillas del reloj ese que apenas uso.
De pronto, suena el timbre de la puerta,
nadie del otro lado,
¿O tal vez sí?
Unas risas que se extienden a lo largo de la escalera.
¿Qué se celebra hoy? - preguntan,
escondiendo bajo su estela cajitas de colores.
Y yo muevo mi cabeza riéndome de mí misma,
sí, esa dulce ironía es lo que celebro.
y pienso:
Cuando sea mayor quiero ser simplemente yo
-Mujer, que ya has cumplido años -
No - me contesto - no, todavía no.
Aquéllos no cuentan,
éstos son otros.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
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