En el verso de mi noche
solo había espacio para mi,
mas tú te acomodaste
encima del poema,
cambiando el equilibrio
usándolo a tu antojo.
Atiné tan solo a ofrecerte
mi piel y todas mis esencias
de mujer creadora
y tus manos, tu ser, me fueron tomando
para calmar tus ansias
Pero ya ves
creaste a conciencia un lugar
y ahora me nacen estrellas
nuevas que no se conocen.

Olga María Saín
©Derechos Reservados



Comentarios