Claros son los ojos que no mienten, que acuden humedecidos
al encuentro de la emoción.
Los que se quiebran en torrentes cuando late fuerte el corazón,
los que se cierran dolidos ante la injusticia y la desesperanza.
Claros son los ojos que no fingen, no ocultan, no actúan,
los que deambulan llanos por las cornisas de la realidad,
sin temor a caer y mucho menos a volar.

Olga Maria Sain
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