La tristeza

Se acerca, con leve negrura,
los ojos entornados,
mirando a ninguna parte,
-quizás al interior de su esencia-
las mejillas encendidas,
emoción que se contiene
con el dique del silencio.

Se acerca, la tristeza,
con su larga capa
como bruma en las cumbres.
Hay calor en su refugio,
en la impronta de su regazo,
me pertenezco en su pertenencia,
fidelidad a un sentimiento,
la realidad asiente complacida,
atrae la sonrisa, algo que satisface al suspiro,
hondo,
dilatado,
sincero,
caudal que riega esperanzas
salvoconducto acuñado por los dioses.

Luego vendrá diáfana la luz
sorpresa en la destemplanza,
a secuestrarme imprudente
con su ciega rebeldía,
adornando la sobriedad
con purpurina en mi pelo...
-los caminos esperan-
cálzate tus zapatos nuevos,
nos vamos de aventura,
exploraremos la vida.

Olga Maria Sain
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