Las horas aguzan las heridas,
las sombras cómplices del silencio
hacen que las palabras se suiciden
quedando solo un vacío, torvo, pesado,
que me hunde en el pantano más profundo
convirtiendo la vida, la mía, en apenas nada,
Cementerio de voces no escuchadas,
de frases no dichas,
de amor que no entregué.
Dueña de todas las ruinas.

Olga Maria Sain
©Derechos Reservados


Comentarios