Me gustaría que te quedes en mis ojos
ahora que el insomnio se presenta
a destiempo, a deshoras.
Quédate en mí con tu aroma, con tu ser hecho de
fuerza y viento, de olas galopando mares;
luego brisa, calma y sosiego.
Quédate sin miedos que te ansío, te espero, te busco, te deseo.
Sabes que con la paz de tu nombre
te quedas, me duermo y te sueño a mi lado.

Olga Maria Sain
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