He dejado sobre el piano,
en el atril, la resonancia,
esa página en blanco,
ese omnipresente silencio
donde tiemblan momentos,
solo momentos.
-¿Me llamas?-
Escuché mi nombre
en el tic tac del reloj.
Suena la campana del convento
casi rozando los cristales de mi ventana.
Es la rutina, envuelta sin querer
en una evocación algo cansada.
Olga María Saín
© Derechos reservados
en el atril, la resonancia,
esa página en blanco,
ese omnipresente silencio
donde tiemblan momentos,
solo momentos.
-¿Me llamas?-
Escuché mi nombre
en el tic tac del reloj.
Suena la campana del convento
casi rozando los cristales de mi ventana.
Es la rutina, envuelta sin querer
en una evocación algo cansada.
Olga María Saín
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