Cada dolor que aparece ante nuestros ojos como nuevo,
es sólo un recuerdo de aquél dolor original del que no hemos sanado aún,
el que espera para cicatrizar.
Con cada dolor vamos aprendiendo a conocernos un poco más.
Hasta que llegue el momento en que el aprendizaje sea completo.
Y simplemente, sequemos las lágrimas
y nos reacomodemos para andar, camino adelante, sin mirar atrás.
Olga Maria Saín
©Derechos reservados
es sólo un recuerdo de aquél dolor original del que no hemos sanado aún,
el que espera para cicatrizar.
Con cada dolor vamos aprendiendo a conocernos un poco más.
Hasta que llegue el momento en que el aprendizaje sea completo.
Y simplemente, sequemos las lágrimas
y nos reacomodemos para andar, camino adelante, sin mirar atrás.
Olga Maria Saín
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