Paseo por mi historia, por fragmentos
al azar de su templada urgencia
sin ánimo de añoranza, sin adioses ni llamadas.
Tan solo mirando un instante,
su pequeño rayo de luz en mi mano hasta que se desvanece.
Paseo por desnudos huecos donde la vida pasó en puntas de pie,
no era su tiempo, no era la necesidad;
y sin embargo aún esperan con su desnudez,
con su aparente exilio que alguien encienda la llama,
que yo los distraiga entre mis ojos.
Me detendré un breve momento,
para volver mañana, un mañana que no existe
porque fue ayer.
Otros bebieron el agua clara que descendió por el arroyo,
lejos del lugar donde los cimientos son el nido de mis horas.

Olga Maria Sain
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