Bienvenida jornada,
hoy no se qué hacer contigo.
Vienes con tintes otoñales,
embozada en un manto de nubes,
como si te hubieras despistado
del calor del verano.
¿Acaso son lágrimas que flotan
desde los avatares del mundo?
Quizás... voy a dejar a tu criterio
que me lleves a tu capricho…
¿Tienes acaso un proyecto
para secuenciar mi ser en tus dominios?
Bienvenida jornada.
¿No me escuchas?
Parece que tienes manos
que tapan mis oídos,
para que solo perciba el latido
de mi corazón simplemente.
Y te sonríes, o eso creo,
yo me sonrío desde tú,
seguramente...
Quiero una sorpresa sencilla,
sin trascendencia,
algo que decore mis mejillas
como si fueran besos,
sin envoltorio.
Me taparé los ojos
con un pañuelo
para que el tacto me oriente,
si - el tacto -
aunque el regalo sea intangible.
un soplo que esconda emociones,
¿Y un amor?
Ya se asoma el recuerdo
con su agitado protagonismo.
Después... le dedicaré un minuto
a través de una melodía.
Bienvenida jornada,
nos hemos quedado las dos flotando en una pausa.

Olga María Saín
©Derechos Reservados

 

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