En la intimidad

Hablo con el viento desnudando mi vida
en ráfagas de brisa,
imbuida de deseo
herida en lo profundo del ego,
con vacíos en la piel,
envuelta en manos sin caricia
y en efímeros alientos
confundidos y ardiendo de tanto ayer.

Las sábanas
impregnadas de llanto
enfrentan al amor inútil
que quiere abandonarnos.

Tras la ventana abierta
otras horas pretenden ocupar nuestro lecho,
oler nuestro ser
y habitar nuestro pecho
anhelando sorber
el flujo de un amanecer
como aquel colibrí que llegó,
y de aquella flor probó
dejando a su paso tormento.

Hablo así al viento
queriendo ser él
la íntima pasión
que despierte su placer,
al fuego pertinaz
e invitarlo al cálido brasero
que transforma el dolor
en voluptuoso baile
donde se juntan los cuerpos.

Olga María Saín
©Derechos Reservados




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