Huellas de un beso perdido,
caricia de una mano
imponiendo suavemente un silencio.
Tímida ternura que recorre con los ojos entornados...
La frente de un niño en el temblor de mi juego.
La sonrisa en el agua cuando calma la sed.
La brisa del mar cuando acude a la llamada
y baila en mi boca.
El delicado pétalo que deja un sueño
cuando tú estás a mi lado...
Ahora, la soledad acunada por el sol.
Y el placer de pronunciar
un te quiero y repetirlo y abundarlo
en la garganta.

Olga Maria Sain
©Derechos Reservados


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