Si pudiese me iría
detrás de un murmullo desconocido,
o tal vez señalado como ausencia del recorrido del recuerdo.
Me iría
envuelta en una seducción que nace de mi deseo,
absorta en un secuestro,
un síndrome desconocido,
sin límite,
como presa fácil,
casi fundida entre cadenas de sumisión donde dormir
y no pensarme,
no sentirme,
Detener mis pies en el peso del barro de la ladera.
Me iría
detrás de cualquier silueta que aniquilase dependencias de la libertad,
de sus cansados himnos,
de la voluntad vigilante,
el vigía de la alameda es ya solo un fantasma,
enquistada su tarea apenas si se sostiene.
Me iría,
detrás de un soplo de luz fugaz en mis ojos,
en las redes de un sendero abandonado,
abrazado a la maleza, a los espinos, a las ortigas.
Me iría
¿Detrás de otro morir?
Ese que ayer me entretuvo cuando el dolor laceraba.
La jerarquía se torna servidora de la bondad de su vejez,
y se acurruca en el abandono frente a la puerta de su coraje.
Vieja puerta que se ha cerrado, guardiana de lo que no pudo ser.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
detrás de un murmullo desconocido,
o tal vez señalado como ausencia del recorrido del recuerdo.
Me iría
envuelta en una seducción que nace de mi deseo,
absorta en un secuestro,
un síndrome desconocido,
sin límite,
como presa fácil,
casi fundida entre cadenas de sumisión donde dormir
y no pensarme,
no sentirme,
Detener mis pies en el peso del barro de la ladera.
Me iría
detrás de cualquier silueta que aniquilase dependencias de la libertad,
de sus cansados himnos,
de la voluntad vigilante,
el vigía de la alameda es ya solo un fantasma,
enquistada su tarea apenas si se sostiene.
Me iría,
detrás de un soplo de luz fugaz en mis ojos,
en las redes de un sendero abandonado,
abrazado a la maleza, a los espinos, a las ortigas.
Me iría
¿Detrás de otro morir?
Ese que ayer me entretuvo cuando el dolor laceraba.
La jerarquía se torna servidora de la bondad de su vejez,
y se acurruca en el abandono frente a la puerta de su coraje.
Vieja puerta que se ha cerrado, guardiana de lo que no pudo ser.
Olga María Saín
©Derechos Reservados
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