Léeme.
Transita uno a uno mis renglones.
Descúbreme.
Hay un dejo de mí en cada verso.
Siénteme.
Me he quedado un poco en cada letra. La fórmula no es nueva y el hábito más que necesario.
Te he estado buscando más allá de las fronteras y no he encontrado otra forma para compartir quimeras que ésta.
Llevarte a mis paisajes internos, no por caminos secretos, sí por destellos que dejo en cada palabra.
Desnúdame en ellas.
Amanece con bruma esta mañana, los árboles se han nublado de tristezas.
El sol calienta más allá de ellos y sobre nuestras huellas.
Sígueme.
En algún punto de mis letras te estaré esperando. No es una promesa.
Es un hecho cierto y extraordinario.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Transita uno a uno mis renglones.
Descúbreme.
Hay un dejo de mí en cada verso.
Siénteme.
Me he quedado un poco en cada letra. La fórmula no es nueva y el hábito más que necesario.
Te he estado buscando más allá de las fronteras y no he encontrado otra forma para compartir quimeras que ésta.
Llevarte a mis paisajes internos, no por caminos secretos, sí por destellos que dejo en cada palabra.
Desnúdame en ellas.
Amanece con bruma esta mañana, los árboles se han nublado de tristezas.
El sol calienta más allá de ellos y sobre nuestras huellas.
Sígueme.
En algún punto de mis letras te estaré esperando. No es una promesa.
Es un hecho cierto y extraordinario.
Olga Maria Sain
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