Te cambio un sol intenso por una lluvia suave
para dejar que las gotas laven aquella huella que aún duele.
Te cambio la tierra firme por un cielo que nos eleve,
que nos deje creer que dentro hay más, mucho más.
Te cambio mis minutos por un lago apacible,
un tiempo de quedarnos y conocernos más.
Te cambio la rutina presta por la sorpresa:
el sabernos aún inocentes de algunas emociones nuevas.
Te cambio todas las razones por la intuición de
sabernos conocedores de nuestro corazón y su latido.
Te cambio previsión por un poco de ilusión,
sentires que arrebaten la melancolía
y den vida a cada uno de nuestros días.
Te cambio lo que me ofrezcas por lo que te doy,
tal vez, en una de esas, salimos ganando los dos.
Siempre que se da, no se pierde.
Se gana. Se crece.

Olga Maria Sain
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