La sangre corre sucia por mis venas,
como si tuviese tierra
y tira al cuerpo más que de costumbre.
Aterrada estoy porque arruina mi trayecto
ése que está esperándome a la vuelta de la voluntad
que flaquea y merma frente al deseo repentino
y despierta solo como mis pensamientos
autónomos, aleatorios y posesivos
dispersos, desparramados en mi vida entera
que caben en un cajón viejo
y que no encuentro.

Olga Maria Sain
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