Lluvia lenta y fugaz
etéreas gotas de agua,
triste tonada
de amante atormentada
brisa serena de pensares latentes.
Una noche decidí lo infrecuente
despedí los lamentos
encontré la mañana
te rocé con mi alma.
Sentí tu ser
a mi vida encadenado
y los recuerdos sabían a flores,
a dulces aromas
llenando el aire.
Cuando te miré
ya no estabas.
Así fue
que descendí al infierno
donde crepitan sufrimientos y dolores,
Ascendí al cielo
y el silencio me miró perplejo.

Olga Maria Sain
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