Se esfumó la poesía de la vida, su magia,
el calor del romance, el arco iris de la ilusión
se marchó entre nubes de esperanzas, entre letras entrecortadas,
no le quedaba al poeta nada que pudiera interpretar:
las rimas, sonetos, los versos del amor verdadero.
Se esfumó la poesía. Con lágrimas de lamento el mundo sucumbe,
no quedan recuerdos de los viejos poemas que viajaban en el viento,
la naturaleza calló sus trinos, las flores silvestres perdieron su aroma y color,
los verdes prados en rústico amarillo verdusco se ocultaron.
El alma del poeta, entre nebulosas de inspiración se adormece
esperando el claro del nuevo día, ese día en que la humanidad
se olvidó de la palabra amor,
ese día en que enterraron sus sueños y esperanzas,
ese día en que se apartaron de su fe.
La poesía y el poeta se esfumaron en el sueño profundo de la nada.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
el calor del romance, el arco iris de la ilusión
se marchó entre nubes de esperanzas, entre letras entrecortadas,
no le quedaba al poeta nada que pudiera interpretar:
las rimas, sonetos, los versos del amor verdadero.
Se esfumó la poesía. Con lágrimas de lamento el mundo sucumbe,
no quedan recuerdos de los viejos poemas que viajaban en el viento,
la naturaleza calló sus trinos, las flores silvestres perdieron su aroma y color,
los verdes prados en rústico amarillo verdusco se ocultaron.
El alma del poeta, entre nebulosas de inspiración se adormece
esperando el claro del nuevo día, ese día en que la humanidad
se olvidó de la palabra amor,
ese día en que enterraron sus sueños y esperanzas,
ese día en que se apartaron de su fe.
La poesía y el poeta se esfumaron en el sueño profundo de la nada.
Olga Maria Sain
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