A veces me rodeo de puñales truncados,
filos donde aplacar la ira que desdobla mi alma en dos oscuridades:
la del retiro, la de la especulación.
Los cirios fúnebres adiestran el alba,
mercenarios de una noche que sucumbe
y se siente deforme entre las estrellas lejanas
que a través de huecos de nubes relampaguean a lo lejos.
¿Quién o qué soy o qué no-soy ?
Ser es un verbo torpe cuando intento conjugar su presente.
Toda negación en su directiva tiene su anverso.
Olga Sain
©Derechos Reservados 2015
filos donde aplacar la ira que desdobla mi alma en dos oscuridades:
la del retiro, la de la especulación.
Los cirios fúnebres adiestran el alba,
mercenarios de una noche que sucumbe
y se siente deforme entre las estrellas lejanas
que a través de huecos de nubes relampaguean a lo lejos.
¿Quién o qué soy o qué no-soy ?
Ser es un verbo torpe cuando intento conjugar su presente.
Toda negación en su directiva tiene su anverso.
Olga Sain
©Derechos Reservados 2015
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