Cuando mueran mis sueños y mi alma quede
sin ninguna esperanza, desnuda de suspiros,
colmada de silencios bajaré la cuesta del dolor
en la certeza de estar encadenada a las heridas
de todo lo perdido.
En mi andar desolado sumergiré los pies
en la tierra ardiente de tu desprecio
y en un suave arrullo de dolor, de misterio
me acordaré de ti, del ayer y de tus besos.
Cuando asuma que estoy muerta sin estarlo
que tu amor es parte de mi infierno
entonces desde mi corazón adormecido
brotará una lágrima de perdón y de olvido.

Olga Sain
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