El ser ha sido derrotado por su propia fuerza,
puñal sin filo que acaricia en la distancia.
La distancia: un recipiente sin fondo colgado de un árbol seco
donde la nieve intenta llenar su continente y
en sus bordes se va sosteniendo hasta que cae.
Luego llevo ese cuenco a la mesa de mi hogar,
pesa como mi mudez, la que aguarda tristezas
para apagar rescoldos ¿antiguos o venideros ?
El presente es un paréntesis
que solo puede establecer límites en el desierto.
No hay nudillos para llamar a la puerta,
esa que se cierra con silencio sepulcral.
No hay voz para gritar en sus grietas y
en el parpadeo de un claroscuro se filtra.
"Ella" se esconde entre secretos que no existen,
en el derruido templo que le rodea.
Sus labios niegan palabras en la congelada forma
de una débil sonrisa,
y blanquea su tez en sombras, al tiempo que sus manos
acarician los cuarzos quebrados que se deslizan
entre sus dedos...

Olga Sain
©Derechos Reservados



Comentarios