En esos momentos en que necesitamos soledad,
silencio y una dosis de piedad,
un nombre nos acuna, nos mece
en latitudes extremas de nuestra ansiada libertad
haciéndonos comprender que la felicidad
está en animarnos a escucharnos.
No tan cerca de la realidad
y sí muy cerca de los sueños que aún podemos y deseamos soñar.

Olga Sain
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