Entre azules cielos, sin saberlo, se iban construyendo.
¿Cuál era la imagen y cuál el espejo?
¿Cuáles los sueños y cuál la realidad?
Entre suaves madejas de brillante seda
se hacían caricia, brisa, delicia, viento
y coraje de sutiles trajes que iban cayendo
desnudando lo sentido, animando al vuelo.
Se desvanecían los miedos y las carencias
para dar nacimiento a la bella inconsciencia
de pensarse y al hacerlo, tenerse:
Amarse sin saber cuál era el espejo
y cuál la imagen reflejándose.

Olga Sain
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