Hoy te invito ensayo de muerte
pero no acudes.
Pones tu velo en mis ojos para deslumbrarme
y hacer que simplemente espere.
Quizás solo quiera dormir,
dormir sin ser,
sin estar,
sin que las agitaciones de algunos sueños inunden mi ausencia.
Un laberinto roza mis pupilas,
como destellos apagados,
una tea encendida,
luciérnaga en la noche,
señala las fisuras.
La velada luz de la tarde
penetra sin pedir permiso,
para caer sobre las gotas
que se filtran desde la tierra.
Alguien vierte semillas
en la humedad de esos caminos.
Hoy... me pertenezco
para dejarme caer
en los huecos de mi ropaje.
Olga Sain
©Derechos Reservados
pero no acudes.
Pones tu velo en mis ojos para deslumbrarme
y hacer que simplemente espere.
Quizás solo quiera dormir,
dormir sin ser,
sin estar,
sin que las agitaciones de algunos sueños inunden mi ausencia.
Un laberinto roza mis pupilas,
como destellos apagados,
una tea encendida,
luciérnaga en la noche,
señala las fisuras.
La velada luz de la tarde
penetra sin pedir permiso,
para caer sobre las gotas
que se filtran desde la tierra.
Alguien vierte semillas
en la humedad de esos caminos.
Hoy... me pertenezco
para dejarme caer
en los huecos de mi ropaje.
Olga Sain
©Derechos Reservados
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