Vida que despierta insegura los herrajes y se arremolina en insistencias,
te pido que duermas sobre mis hombros desde un secuestro impredecible.
No quiero rondar tu insurgencia, no quiero alistarme en tu despegue.
- No quiero - ¿Por qué ?
El repentino peso de los años me empuja a apagar la luz
y dejar que un sesgo oscuro deshoje simientes de flores,
aquellas, las de las piedras que el viento dejó en la entrada del parque
donde los niños todavía juegan y ríen.
Todavía…
Un banco espera que hoy me detenga y descanse unos minutos.
Hace frío, se llena mayo de ocres, solo contemplo el encapotado cielo
y las gotas de lluvia que desde allí se desprenden.
Hace frío.
Padre-otoño, tráeme un abrigo invisible para acurrucarme a tu lado.

Olga Sain
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