Nada tan cierto como este rumor a invierno
que se asoma y te nombra.
Nada tan bueno como el anuncio
del aire fresco cuando tu voz llama a mi puerto.
Nada tan sereno como envolver el deseo
en la ternura de un te quiero.
Nada tan nuestro como callar el intento
de desnudarnos en el sueño
desgarrando el ruego del alma en un te espero.

Olga Sain
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