Me puse a dibujar puentes en la arena, puentes como sueños,
manos tendidas, abrazos que retornan.
Escribí tu nombre en la arena temblando,
a lo lejos sonaba el rumor de olas quietas.
El mar, es eco que escucha en las rompientes, en las barcas ancladas,
en el silencioso mástil de un navío que quizás esté buscando
un hogar en el infinito.
Hoy dibujé mi lecho en la arena, me cobijará el agua
en su vaivén de madre que sonríe aunque sus ojos se llenen de lágrimas.
Y pregunto:
¿Por qué mujer- madre tus vidriosos ojos sostienen el espasmo
que me sacude, que me rompe la vida?
Amor que estás convaleciente no puedes empapar de nuevo
la emoción que te sujeta.
Hoy dibujé anclas en la arena, livianas y fugaces
para engarzar el alma a la luz del atardecer.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
manos tendidas, abrazos que retornan.
Escribí tu nombre en la arena temblando,
a lo lejos sonaba el rumor de olas quietas.
El mar, es eco que escucha en las rompientes, en las barcas ancladas,
en el silencioso mástil de un navío que quizás esté buscando
un hogar en el infinito.
Hoy dibujé mi lecho en la arena, me cobijará el agua
en su vaivén de madre que sonríe aunque sus ojos se llenen de lágrimas.
Y pregunto:
¿Por qué mujer- madre tus vidriosos ojos sostienen el espasmo
que me sacude, que me rompe la vida?
Amor que estás convaleciente no puedes empapar de nuevo
la emoción que te sujeta.
Hoy dibujé anclas en la arena, livianas y fugaces
para engarzar el alma a la luz del atardecer.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
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