Tiembla bajo mis pies la imagen que me refleja,
desde la acera mojada, tibia y casi doliente, novia eterna en espera.
Se han clavado los ojos como sujeciones de mi ser
-en ese reflejo sinuoso, impreciso, bordado de gris plata-
quedándose junto a la esquina quieto como reliquia de tiempos agotados.
Acude el sol con tímida luz sintiéndose luna
al agua que lentamente se evapora
para poner punto final a un errático momento.
La inmovilización del instante se hace arquetipo
mientras los caminantes demoran tristezas en su paseo.

Olga Maria Sain
©Derechos Reservados




Comentarios