No puedo establecer qué hacer con la ruta que demanda
un tiempo donde las despedidas indolentes navegan a la deriva.
El pincel apenas tiene hilos, la pintura se ha secado en el tarro,
se adelgaza un trazo invisible tiznado con agua de la fuente,
su última gota, esa que lentamente cae, se evapora en la mirada.
Replegada en mi espera voy contando minutos con los dedos,
saben a eternidades sujetas en un ramillete de rosas.
La emoción rompe vínculos a cada instante,
dejando el mañana en el ayer y el ayer en un interrogante
que rompe certezas con una débil y dulce caricia.
El amor se separa de su origen para navegar recónditos destinos
despegado de mi piel, hastiado de mi súplica.
El otro amor, el que siempre calla, el que desordena su encuentro
ha deshojado su atención supliendo a la tristeza
y niega el esplendor que un día pudo alcanzar.
Reclama un hospedaje allá en un lugar casi olvidado
cuando arrecia la tormenta; pero la casa está vacía
clausuradas sus puertas y ventanas.
Se ha pasado en mí el día, ése que lentamente se ha ido pausando.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
un tiempo donde las despedidas indolentes navegan a la deriva.
El pincel apenas tiene hilos, la pintura se ha secado en el tarro,
se adelgaza un trazo invisible tiznado con agua de la fuente,
su última gota, esa que lentamente cae, se evapora en la mirada.
Replegada en mi espera voy contando minutos con los dedos,
saben a eternidades sujetas en un ramillete de rosas.
La emoción rompe vínculos a cada instante,
dejando el mañana en el ayer y el ayer en un interrogante
que rompe certezas con una débil y dulce caricia.
El amor se separa de su origen para navegar recónditos destinos
despegado de mi piel, hastiado de mi súplica.
El otro amor, el que siempre calla, el que desordena su encuentro
ha deshojado su atención supliendo a la tristeza
y niega el esplendor que un día pudo alcanzar.
Reclama un hospedaje allá en un lugar casi olvidado
cuando arrecia la tormenta; pero la casa está vacía
clausuradas sus puertas y ventanas.
Se ha pasado en mí el día, ése que lentamente se ha ido pausando.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Comentarios
Publicar un comentario