Sin oasis

Quema el sol mi piel, se me hace lento el andar
cada paso es hundirse más en la arena
seca mi boca, las sienes laten sin parar
es un grito de dolor, nadie, ! qué pena !
No físico, sí del alma, una voz,
parar en lo correcto, se aleja mi cordura.
Creo ver un oasis, me arrojo en él, nada.
Sólo arena, peor aún, es horrible tortura.
Mi cuerpo y rostro transpirado por el sol,
intenso, procaz, se cubre de arena, horror.
Mi mente busca al mesías, me bendice,
paz:
es el Edén...
allí descansa un cuerpo y un rostro feliz.

Olga Maria Sain
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