Manos

Para todas las manos que encontramos
una vez en el sueño y en la vida
para la que, cual alma dolorida
tan dulcemente un día la rozamos
con el labio, en el sueño y en la vida.

Para las frías, frías como cosas
muertas, frías tan frías como hielo,
o de un tibio de suave terciopelo
viviente, parecidas a las rosas.

¿ Rosas de qué jardín y de qué cielo ?
Para las que dejaron su fragancia
tan tenaz, que por una noche entera
hubo en el corazón la primavera.

Para las que juntábamos las flores
para las que estrechamos con dulzura.
largo tiempo, ahuyentando los temores
de no alcanzar la gloria y ver pensamos
iluminarse la labor futura.

Para las que dejaron un profundo
frío, ese intenso frío, cruel, glacial.
vemos que en su pequeña tibia
palma, encerrar pudieron todo un mundo
inmenso y todo el bien y todo el mal.

Alma, y todo el bien y todo el mal.

Olga Maria Sain
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