Palabras.
Amo las palabras
aunque me encadenen,
su benevolencia ,
su evasivo perpetuarse;
me acomodo en su cofre
cuando ellas duermen
porque en mis sueños se apartan
permitiendo que las imágenes
dejen sus extraños contornos.
Amo las palabras
como pinceles en la paleta,
su color es aire que tantea
la realidad cuando se distrae,
bronceada de alientos
que se fragmentan
entre frágiles hilvanes.
Pero, ay! que la tejedora
no detenga su misión,
hoy ha tamizado el horizonte
con la complicidad del viento,
mañana será el abrazo
en su hilar de seda
sobre mi cuerpo,
un traje de fiesta
de vida y de muerte,
alfombra de fina red,
en la estancia de una casa.
Amo las palabras
que ocupan mis espacios,
ésos que aquella niña buscaba
para disociar su presencia.
Soledad, te hice compañera
como reflejo de esa otra yo
que jugaba conmigo
sin estridencias.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Amo las palabras
aunque me encadenen,
su benevolencia ,
su evasivo perpetuarse;
me acomodo en su cofre
cuando ellas duermen
porque en mis sueños se apartan
permitiendo que las imágenes
dejen sus extraños contornos.
Amo las palabras
como pinceles en la paleta,
su color es aire que tantea
la realidad cuando se distrae,
bronceada de alientos
que se fragmentan
entre frágiles hilvanes.
Pero, ay! que la tejedora
no detenga su misión,
hoy ha tamizado el horizonte
con la complicidad del viento,
mañana será el abrazo
en su hilar de seda
sobre mi cuerpo,
un traje de fiesta
de vida y de muerte,
alfombra de fina red,
en la estancia de una casa.
Amo las palabras
que ocupan mis espacios,
ésos que aquella niña buscaba
para disociar su presencia.
Soledad, te hice compañera
como reflejo de esa otra yo
que jugaba conmigo
sin estridencias.
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Comentarios
Publicar un comentario