Yo la vi ondear en su ocaso,
sinuosa sobre el fluido de un vértigo,
ya no sujetaba el deseo,
se caía de sus manos lentamente
lamiendo reflejos del agua en el suelo.
La viejas farolas la miraban,
como fantasmas cotidianos,
la bruma en fuga de fuego
soñándose como alas adoptadas por el cielo.
Yo la vi descorrer cortinas de escarcha en sus ojos,
mientras cortaba sus cabellos ...

El idioma de una alianza hizo presa en su insomnio,
cuando su cuerpo cansado iba cayendo sobre el vacío,
casi con extravagancia, como marioneta sin dueño.

Olga Maria Sain
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