Por cada beso que no puedo darte serán mis palabras.
Por cada caricia que mis manos callan, por cada abrigo que muere en mí.
Por esa sed que amanece en mis mañanas y duerme en mis tardes sin fin.
Por este alarde de quererte como te quiero.
Por cada beso. Por cada anhelo.
Por alcanzarte y prometerte lo no previsto ni imaginado.
Por el deseo de verte náufrago en mis orillas. Y su belleza.
Por esta brisa que acaricia mis espaldas y se detiene frente a mi vientre.
Por tu presente. Y mi sentido. Por hacerte mío te daré mis palabras.
Y esclava en ellas hundiré mi esencia entre tus huellas.
Y te habitaré.

Olga Maria Sain
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