Se van sucediendo los minutos inexorablemente, asfixiantes, certeros,
y mi ansiedad – manía de buscarte, espejismo que te mira en cada rostro, buscando percibir tu esencia.
Mis horas se deshojan sin tocarlas, tu cuerpo está distante:
no lo siento, a tus labios no los beso,
en tus ojos no me miro.
Me veo recogiendo las migajas, las tuyas que no me pertenecen.
Y no te lo digo.
Soy la protagonista de un monólogo,
de una historia que no existió,
de una conversación que convertí en poesía e idilio.
Éstas son mis palabras que no quiero que leas.
Los susurros de mi voz que sé no escucharás...
Olga Maria Sain
©Derechos Reservados
Mis horas se deshojan sin tocarlas, tu cuerpo está distante:
no lo siento, a tus labios no los beso,
en tus ojos no me miro.
Me veo recogiendo las migajas, las tuyas que no me pertenecen.
Y no te lo digo.
Soy la protagonista de un monólogo,
de una historia que no existió,
de una conversación que convertí en poesía e idilio.
Éstas son mis palabras que no quiero que leas.
Los susurros de mi voz que sé no escucharás...
Olga Maria Sain
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