Llévame lejos de mí, en una tregua sin final, tú que eres nadie.-
¿Acaso un alma en mi viaje en el ahora, aquí, en este desierto
que sueña con ser orilla de mares sin límites?-
Me suturas la existencia, tratas inútilmente de anestesiar mi dolor
con agujas envenenadas de vida artificial.
Llévame lejos de mí,
a la vasija que abandonada sueña con aquel néctar
que recolectaron inexistentes dioses,
esos que al borde de los acantilados esculpieron el oleaje en el temporal.
Un naufragio interminable concluirá esas oraciones antaño aprendidas,
que como mantras circulan por mis venas.
Llévame lejos de mí,
tú mi compañero que ahora acudes en el detenido cauce de mi renuncia.

Olga Sain .
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