¿Y quién dijo que no te derribarían?
¿Qué con abrir las alas y desplegarlas alcanzaría?
¿Quién dijo que no te golpearías, que no caerías varias veces?
¿Qué no te quedarías sin fuerzas y con la mirada triste, perdida?
¿Quién te ha mentido, vida?
Pues sí te derribarían, sí te golpearías, sí caerías varias veces.
Y te quedarías sin fuerzas y se nublaría tu mirada quedando triste y vacía.
Sí, podría suceder.
Y ha sucedido.
Lo que no se dice y sólo se escucha en nuestra alma
es que lo que viene detrás, lo que afirma que es necesario y bueno.
Que creerás otra vez y tus alas sanarán.
Que levantarás de nuevo el vuelo y con mayor sabiduría no caerás.
Que el cielo es tu mejor escuela. Así como el piso.
Que la mirada debe orientarse hacia arriba siempre.
Y que no importan las veces que toques suelo, sabrás, que es para tomar aire, sanar, sanarte e impulso mediante, volver a intentarlo.
El vuelo no tiene fechas ni caducidad.
Simplemente para ello estás en esta vida
Para hacer tu ruta. Y siempre, siempre, siempre… Volver a volar.

Olga Sain .
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