¿Dónde anidar? Dejé el nido; me alejé del pequeño bosque,
exploré una jaula barrote a barrote contemplando la quietud de ese cerrado universo.
Escapé de la otra jaula, la de una muerta seguridad.
¿Y ahora? Intento envolverme en mis atrofiadas alas.
Mis deseos eran libres, mis sueños poderosos,
mi nostalgia, un paraíso, mi realidad, un canto intermitente
buscando el eco de una gruta.
¿Quién me contempla desde la sombra en la pared?
Su presencia enrejada se hace compañera con un silencio.
A veces una luz le presta su color, mientras se siente libre de su porvenir, cuando picotea el muro acústico de una llamada.
¿Detrás está lo desconocido? ¿Acaso lo que ya casi no recuerda?
Es ilustración de un relato que solo escribe su título,
cuatro letras sin sentido, un nombre inventado, un acertijo, un adiós.
Y el gorjeo se hace añicos contra la blanca pared.

Olga Sain .
©Derechos Reservados



Comentarios