Si pudiéramos comprender hasta dónde va el andén
de este cielo infinito.
Si pudiéramos saber de antemano hacia dónde el destino
va sumándonos a sus redes.
Si pudiésemos elegir el modo, la conveniencia,
hacernos ciencia en el arte del prever.
Tal vez no lo elegiríamos.
Es el modo bello de sentirnos y ser artífices de nuestro camino lo que nos llama.
Habrá dudas, manifiestos, sentencias que afrontar,
juicios que entablar y debates por doquier.
Encontraremos en ellos la belleza de enfrentarnos
a lo que fuimos y a lo que vamos siendo.
Ese deleite de colores nuevos
sin alcanzar a saber cuándo un matiz distinto nos pintará recién frescos,
poniéndonos el cartel de "cuidado".
No por mancharnos, sino para no olvidarnos que estamos otra vez,
maravillosamente, nosotros mismos de estreno.

Olga Sain .
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