¿Dónde está la que cantaba, la que reía, la que se acurrucaba
detrás de las puertas para sorprenderme de improviso?
Se fue espigando su vida hasta anhelar vuelos
en la pradera de los años.
Se volvió junco callado bajo el filo de la luna,
al borde de las mareas.
Entona silencios, se evade de su mirada.
Y sin embargo…
¿Alarga su mudez casi escondida en la contradicción de una súplica ?
Ha mudado su lenguaje y la pregunta se hace extraña sobre mis labios.
Deslizo un instante mis manos por sus cabellos.
He de quedarme en la orilla mirando el velero que se aleja.
Olga Sain .
©Derechos Reservados
detrás de las puertas para sorprenderme de improviso?
Se fue espigando su vida hasta anhelar vuelos
en la pradera de los años.
Se volvió junco callado bajo el filo de la luna,
al borde de las mareas.
Entona silencios, se evade de su mirada.
Y sin embargo…
¿Alarga su mudez casi escondida en la contradicción de una súplica ?
Ha mudado su lenguaje y la pregunta se hace extraña sobre mis labios.
Deslizo un instante mis manos por sus cabellos.
He de quedarme en la orilla mirando el velero que se aleja.
Olga Sain .
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